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01:49 min.
17/Sep/2009
Emprendedor Sublime

Arriesgarse por uno mismo.

Los emprendedores damos el primer paso volcando nuestra energía en proyectos individuales y buscamos en nosotros mismos el motivo de la sensación de fracaso; reconociendo que es un fracaso en sí mismo el buscar irremediablemente ser el mejor.

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En El día que Nietzche lloró (Irvin Yalom), el Dr. Breuer asiste a la más grande crisis de su vida: con los cuarenta recién estrenados advierte que ya había cumplido todos sus sueños: había logrado ser el mejor en su área, se había propuesto metas difíciles que había alcanzado y, por eso mismo, se había acostumbrado a no fracasar, pero no se había preguntado sino hasta ahora que había detrás de todos sus auto-mandatos; y claro, el Dr. Breuer comienza a desilusionarse, a sentir que luchó por conseguir algo que no sabía si formaba parte de su deseo, porque había perseguido el ideal de la perfección, y mudados ahora sus objetivos en el archivo de lo logrado, nada parecía tener sentido. ¿Había hecho lo que deseaba? ¿Había hurgado en el fondo de su ser o había perdido algo que se abstraería fácilmente y se derrumbaría dejándole un gran vacío? Lo cierto es que el Dr. Breuer sometió su desesperación al estudio del Profesor Nietzche, y ambos encontraron en sus similitudes el motivo para un extenso diálogo que los condujo a sí mismos, a seguir la vida a partir de lo que ?verdaderamente? elegían, y a no echar culpas de sus esclavitudes al exterior, chivo expiatorio de la propia negativa a verse uno en su espejo.

Así tal vez los emprendedores damos el primer paso necesario para volcar nuestra genuina energía en nuestros proyectos individuales, y buscamos en nosotros mismos ?antes que en aquello que nos rodea y aquellos que nos entornan- la raíz de la raíz, el motivo de la sensación persistente de fracaso; pero resueltos de alguna manera, reconociendo de todas las maneras que es un fracaso en sí mismo el buscar irremediablemente ser el mejor. Basta con ser muy bueno, basta con hacer las cosas lo mejor que podemos, y ser el mejor si realmente lo logramos, casi por distracción, casi por hacer lo que nos gusta y apasiona a partir de la voluntad de nuestro corazón. Ya es una victoria el seguir adelante admitiendo que estar en el podio es una consecuencia y no causa de las causas, objetivo de los objetivos. Valdrá la pena arriesgarse por uno mismo.

fuente:emprendedoresnews.com
Fecha
17/Sep/2009
Etiquetas
Arriesgarse emprendedores
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